La botella va,
viene.
Se estaciona entre mis pies,
sigue con el viento.
La botella entre mis manos,
proximo antaño vaciado
por mi boca.
Ella ahora sigue en su periplo
de esquivar piernas y pisadas,
ruedas y pateos,
ante una calle casi desierta.
La botella vacia.
La calle los autos y yo.
Y nada mas que eso,
entre los confines de mi razon.
Y sigo rodando con el viento
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